En Colombia, el trabajo doméstico ha sido una labor tradicionalmente desempeñada por mujeres y, durante décadas, se ha visto marcado por la informalidad. A pesar de los avances en términos de legislación, como la ley 1788 de 2016 que reconoce el derecho de las empleadas domésticas a recibir prima de servicios, todavía un alto porcentaje de trabajadoras no cuenta con un contrato formal. Según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), se estima que cerca del 60% de las trabajadoras domésticas sigue en la informalidad, sin acceso a prestaciones sociales, salud o seguridad laboral.

La informalidad no solo perpetúa la precariedad laboral, sino que también limita el acceso de estas trabajadoras a derechos fundamentales como la pensión y la seguridad social. En muchos casos, las empleadoras no están completamente informadas sobre las obligaciones legales que tienen con sus trabajadoras del hogar, y esto genera un vacío en la protección de sus derechos. La falta de políticas públicas efectivas para monitorear el cumplimiento de la normativa agrava aún más la situación, lo que mantiene a muchas mujeres en un círculo de vulnerabilidad.

En Asseo, trabajamos activamente para ser parte de la solución a esta problemática. Nos comprometemos a garantizar que todas nuestras trabajadoras estén contratadas formalmente, asegurándoles acceso a las prestaciones sociales, un salario digno y condiciones de trabajo justas. Además, buscamos educar y sensibilizar tanto a nuestras empleadas como a nuestros clientes sobre la importancia de la formalización del trabajo doméstico. Creemos firmemente que una sociedad más justa comienza con el reconocimiento y respeto por el trabajo de quienes cuidan de nuestros hogares y espacios.